martes, noviembre 25, 2008

La Adoración que Dios está esperando...

"El hecho es que la Adoración es un fin en ella misma. Es para Dios. Perderle de vista a El es perder de vista a la propia adoraciòn también. Todo comienza y termina en El.
Sin embargo, la postura no es pasiva. Esta clase de adoración es comprometida.
Vemos una y otra vez en el libro de Apocalipsis a los ancianos que dejan caer sus coronas, reverenciando a Dios (véase Apocalipsis 4:9-11).
El lenguaje original es claro. Esto es algo voluntario. No es una rección al ser sorprendidos por su gloria o por algo externo. Los ancianos son motivados por la revelación de quién es aquel que tienen delante, y por un acto voluntario de su voluntad le reverencian.
Señor digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. (Apocalipsis 4:11)
El poder resultante de esta clase de adoración dirige la concentración de los adoradores hacia aquel que está siendo adorado. La atención cambia desde el grupo de adoración, el coro, la liturgia y la predica hacia el Señor. Ya no se trata de adorar a partir de la presentación o la actuación. Dios está presente. Esta actitud es deliberada, no esperando una presencia mística, pero adentrándonos en la realidad de lo que Dios es. No se trata de la simple adoración que nos toca y eriza la piel. Dios está aquí y su reino ha venido."
David Ruis escritor del libro "La adoración que Dios está esperando"

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